Y aquí está el primer capítulo. ¡Espero que las esperas vagan la pena! Gracias por la participación de mi compañera y amiga, con la que estuve trabajando hasta hace poco, y quien escribió el capitulo qué vais a leer a continuación.
Con todo mi cariño,
Para ustedes.
Mental Disaster Writer.
Capitulo 1.
Corre
[Gabrielle]
Corre corre.
Corre que te corre.
¡Christian!
El fuerte brazo de Christian se balancea en el aire esperando que lo coja. No dudo en agarrarme a este, que enseguida tira de mí hasta las plataformas superiores. No me molesto en darle las gracias; si salimos vivos de esta y me acuerdo, ya lo haré.
Ahora mismo solo tenemos que preocuparnos por salir de una pieza.
Salimos corriendo en direcciones opuestas, y yo término subiendo escaleras arriba, en donde distingo una melena pelirroja perteneciente a una joven que salta de tubería en tubería. Supongo que será...
Alguien me noquea por el costado y me estrello contra la barandilla en donde gimo de dolor pegándome a esta y esperando no ver sangre. El corazón me late extremadamente deprisa cuando bajo la mirada. Joder, de verdad que no estoy herida.
Respiro de alivio, y no dudo en levantarme enseguida y volver a subir las siguientes escaleras. Oigo un grito de dolor y sólo me da tiempo a mirar hacia abajo, donde descubro a Fielding derrapando por debajo de una tubería enorme para después seguir corriendo en dirección a la puerta de la fábrica.
¡IDIOTA, PARA!
Es tan obvio que me asombra: Hay una máquina creadora de campos de contención justo en medio de la puerta. Sin embargo, antes de que me dé tiempo siquiera a proteger a la estúpida de Ashley, la maquina explota. La cuestión es que el problema ya fue resuelto. Fielding intenta cubrirse la cara en vano puesto que sale despedida hacia atrás chocando contra un bidón. Christian la coge de la cintura y se esconde debajo de una escalera con ella.
Interesante, anoto mentalmente.
Decido olvidarme de estos dos ya que alguien está empezando a subir por las escaleras, y por las prisas, y los disparos, me da que no es alguno de los míos.
Mierda, mierda y más mierda.
Sigo corriendo hacia arriba hasta que me encuentro con toda la fábrica ante mis ojos, viendo el estado en el que está quedado.
Una masacre.
El fuego se está expandiendo por doquier. La fábrica se está derrumbando poco a poco. Inevitablemente, pronto solo quedarán escombros y los cuerpos sin vida de los fallecidos junto con los de los Cazadores que nos siguen.
Cierro brevemente los ojos con la esperanza de que esto no se más que un sueño, pero al abrirlos me encuentro con la cruda realidad.
Rompo la ventana que está encima de mí, y hago que la escalera de esta puerta que estaba trabada baje hacía mi enseguida, para poder así subir rápidamente al techo. Aún duele la herida que me hizo uno de los cazadores al clavarme un cuchillo en la pierna, y la brecha que tengo en la cabeza no está en mejores condiciones. Trepo por las escalera hasta arriba. Cuando mi persecutor va a subir, un hombre albino de ojos negros oscuros, tiro la escalera de una patada cerrando la trampilla de la ventana.
Hace frío, y ni me ha dado tiempo a recoger mi cárdigan negro, una de las pocas posesiones que más "atesoraba" de mi antiguo yo.
Poco a poco, creo que estoy perdiendo mi identidad.
Y me siento mal, muy mal, porque ya no me siento humana.
Los golpes de los Cazadores me sacan de mis pensamientos. Están intentando derribar la puerta, y sé que pronto lo conseguirán.
Miro hacia abajo, y los veo. Mis compañeros ya estás ahí. Pero, ¿y Daniel?
No veo a Jasen por ningún lado y me preocupo por el animal. Lo quiera o no, su poder es útil. Y perderle sería un duro golpe para el equipo.
Por lo que, cuando cesan los golpes contra la puerta, se hace el silencio en el tejado. Me tranquilizo al notar el aura de Daniel. Aparece ante mi vista tal cual, con una sonrisa arrogante. Y cuando va a abrir la boca, alguien le empuja desde atrás hacia mí. Ahí está la tercera tanda de cazadores.
Miro a Daniel en busca de ayuda. Y él mira hacia abajo.
Entonces, el rubiales me coge en brazos con esfuerzo (Joder, creo que no peso tanto...), y retrocede conmigo hasta el borde del tejado.
Tras lo cual, da un paso hacia atrás y caemos al vacío.
No puedo hacer otra cosa más que gritar por la sorpresa, aferrándome a él con todas mis fuerzas.
"Si nos morimos, lo mato".
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